La Catedral de Santa María de Regla simbólica, misteriosa y polifacética, que se abre con sus puntiagudas torres hacia el cielo, gótica de corazón, es una de las construcciones más cuidadas y celebradas de la ciudad. Este colosal templo comenzó a erigirse en el siglo XIII sobre el espacio que ocupó el Palacio del rey Ordoño II y que no eran sino las termas romanas que después cedería para la construcción de la primitiva catedral. Pasó el templo por diversos periodos de construcción; románico bajo el patronazgo de la princesa Urraca, hermana de Ordoño y gótica en el año 1255 con el impulso de Alfonso X el Sabio, finalizándose en el siglo XIV.
De ésta última etapa es el edifico que conocemos, aunque sujeto a posteriores reformas que a lo largo de los siglos buscarán solucionar sus problemas estructurales debido a la forma de su construcción, realizándose la más grande y complicada en el siglo XIX que dará un nuevo aspecto a la puerta occidental.
