Alrededor de la plaza de San Martín se concentraba la aljama leonesa, como se conocía al gobierno de la comunidad judía, pero su historia comienza a las puertas de la ciudad de León, en el barrio de Puente Castro, sobre la ladera sur del cerro de la Mota se erigía en el siglo X un importante núcleo judío, que desarrolló su cultura y su vida en los dos siglos siguientes. Este primer asentamiento que se desarrolló con esplendor gracias entre otros motivos al tránsito de peregrinos, fue destruído a finales del siglo XII durante la guerra que enfrentó a León y los reinos cristianos vecinos, cuando las huestes de Pedro II de Aragón y Alfonso VIII de Castilla sitiaron el castro. Es en este punto cuando se produce el traslado de los supervivientes al centro de la ciudad, cuando se instalaton en el barrio intramuros de Santa Ana.
En el corazón del Barrio Húmedo un distrito judío desarrolló la práctica del comercio, la artesanía e incluso la ganadería. Durante todo el siglo XIII, los judíos leoneses vivieron con relativa libertad en su nuevo emplazamiento, hasta su expulsión decretada en 1492 por los Reyes Católicos . La conversión era el único camino para continuar en la ciudad, aunque sobre ellos nunca dejó de planear la sospecha de judaizantes.